Desmontando remedios caseros para el sangrado de encías

El sangrado de encías está totalmente relacionado con las enfermedades periodontales (gingivitis y periodontitis) afecciones que aparecen cuando se deposita placa bacteriana en la superficie de los dientes y alrededor de las encías. En la mayoría de ocasiones, los pacientes no le dan importancia al sangrado e incluso creen que es algo normal y que sus encías son delicadas. Incluso muchos lo relacionan además con el consumo de anticoagulantes y refieren que sangran porque su sangre es más líquida. Sin embargo hay que tenerlo claro: que las encías sangren o se encuentren inflamadas y/o enrojecidas, es indicativo de que algo no va bien y es necesario tratarlo.

Existen diversos remedios caseros que la población crea y prueba para “solucionar el problema” del sangrado de las encías. Enjuagues de agua tibia con sal, bicarbonato de sodio, jengibre, menta, aloe vera consumir fruta con vitamina D… son algunos de los remedios caseros que se encuentran en la web como “remedios caseros para el sangrado de encías”. A pesar de ser una solución aparentemente barata y eficaz, puede traer consecuencias a corto y largo plazo que afecten tanto a nuestra salud como a nuestro bolsillo.

Para tratar el sangrado de encías, así como cualquier otra enfermedad bucal, es necesario acudir al dentista para obtener un diagnóstico adecuado, así como el tratamiento pertinente. Llevar a cabo un remedio casero que no sea adecuado para el origen de nuestra afección, puede complicar la gravedad del caso en muchas ocasiones.

El mejor remedio casero  para evitar o disminuir el sangrado de encías es tener una buena y constante higiene dental. El cepillado correcto, el uso de interdentales y seda dental  que eliminan la placa entre dientes y encía, ayudan a prevenir que se desarrolle una enfermedad periodontal. Esto debe complementarse con visitas periódicas a tu dentista para revisiones y limpiezas profesionales periódicas, así como tratamientos más complejos en caso de presentarse afecciones. Un diagnóstico precoz implica tratamientos más sencillos y menos costosos.